El pasado 16 de Enero Bitnik envió un paquete postal a Julian Assange que sigue asilado en la embajada de Ecuador en Londres. El paquete que llevaba integrada una cámara IP filmaba el recorrido de la entrega (1 imagen / 10»). El paquete también estaba geolocalizado lo que permitía seguir en el mapa su situación cuando la cámara no enviaba imágenes. Podía estar dentro de una bolsa o apilada frente a otros paquetes. Después de 24 horas de suspense el paquete llegó a su destinatario y Julian Assange, contagiado por el mail art, ofreció una pequeña performance a base de imágenes y carteles.

Esta task performance en la que el personal de correos actúa sin ser consciente de ello y donde nosotros espectadores asistimos a un pasacalles telemático con final incierto me hace pensar en la presencia del azar en muchas de las piezas teatrales que me interesan. Como sucede en las task performance la pieza ya no está en manos del artista sino que es ejecutada por persona interpuesta con lo que la formalización es incierta. El azar, al no contribuir a que la pieza quede bonita (en este caso la cámara enviaba muy a menudo imágenes negras o que no permitían visualizar el lugar en el que se encontraba), nos enfrenta al verdadero reto de la pieza, al reto que Bitnik lanzaba al «sistema» británico enviando un paquete a uno de los hombres más perseguidos del planeta.

Llegó. Felicitaciones para el servicio postal inglés. Libertad para Bradley Manning.


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