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La gente de La Porta ha iniciado el proyecto MenosLobos para reflexionar sobre la política cultural de los dos gobiernos tripartitos. Para ello ha entrevistado a Gemma Sendra, Berta Sureda y Xavier Marcé y ha colgado los videos en su web. Viendo el resultado –sorprendente por su claridad y contundencia–, me quedo pensando que lo que hace falta no es reflexionar sobre política cultural sino sobre la cultura política de los artistas. La progresiva espectacularización de nuestras democracias ha convertido a los artistas en pequeños animalillos anhelantes de éxito mediático. Se perdió el espacio para el debate y para la creación de las ideas que más tarde tendrán que articular las políticas económicas, medio-ambientales y -por qué no- culturales. Que los artistas hayan renunciado a su responsabilidad no es dejadez, es el síntoma de un funcionamiento que premia a unos artistas analfabetos políticos pero máquinas de producción de espectáculos (y no me refiero exclusivamente a espectáculos teatrales, sino al espectáculo del último i-pod, del último plato precocinado y de la última natilla). El artista actual colabora estrechamente con el capital hasta el punto que, como dice Xavier Marsé en la entrevista, las buenas empresas contratan a artistas para que les den nuevas ideas. Así estamos.