La Tristura organizó el Festival Salvaje en el barrio de San Cristóbal (Madrid). Ese festival era el final del proyecto Autobarrios organizado por Basurama. Desde 2012 Basurama estuvo trabajando con las diferentes asociaciones del barrio para dar nuevo uso a espacios infrautilizados. Después de 2 años de trabajo se planteó la necesidad de dejar el barrio no sin antes organizar un curso para personas interesadas en activar proyectos de participación ciudadana. Era una manera de pasar el testigo a personas que habitaran en San Cristóbal. El Festival Salvaje era la práctica que idearon a modo de fin de curso y despedida después de 3 años de convivencia diaria con el barrio.

La Tristura propuso espectáculos para el festival y Autobarrios los trasladó a los alumnos del curso para que ellos decidieran qué poéticas tenían más sentido en el contexto en el que vivían. En San Cristóbal no hay teatros, así que los proyectos debían desarrollarse en la calle, en las plazas públicas, en la cancha de basket, en lugares de fácil acceso para los habitantes de la zona. También hubo que tomar la difícil decisión de gastar en un fin de semana el presupuesto previsto para una actividad de 6 meses.

DOMINI PÚBLIC fue uno de los proyectos seleccionados. Algunas personas fueron invitadas a dar respuesta a los proyectos con comentarios que más tarde se colgaron en el blog del festival. Ángel Luis de Felipe dejó un largo texto especialmente sabroso al final de esta página.

Buenos días. Trato de entregar todas las emociones e ideas asociadas que viví ayer , y hacerlo de una forma un poco estructurada. De ayer a hoy ya me surgen así, busco relación entre ambas.

1. La emoción o idea de juego es la que estructura todo lo ocurrido. Soy monitor, y lo conozco de cerca. La idea de juego en la plaza, en el bloque, que decíamos nosotros, cuando todos los portales del bloque jugábamos a lo mismo y ese día todas las niñas bajaban las muñecas y éramos sacerdote, padres, madres, padrinos, madrinas, hermanos del muñeco y comíamos chuches para celebrarlo en las mesas de camping que  bajábamos de casa vigilados por nuestras madres desde la terraza.

Si fuera un juego concreto, con su ficha de juegos (objetivos, contenido, desarrollo, recursos, dinámica, dinamizador del juego, etc.), sería un elaborado juego sobre educación en valores con multitud de objetivos y una ambientación natural inmejorable muy similar al Gran Juego “El Restaurante del Mundo”, donde somos continentes que comemos en función de nuestra realidad pero en clave de juego, con policías, hambrunas, robos de comida.

Para un animador, este ha sido un juego sabrosísimo donde otro eje sería el conocimiento, como un gran juego de conocimiento, con su propia ficha, juegos de conocimiento propios de grandes encuentros donde se buscan afinidades que van de lo concreto (“los morenos a la derecha, los rubios a la izquierda, los castaños en el centro”) , a opciones políticas y sociales; juegos donde el paracaídas es un elemento privilegiado que permite incluso construir figuras a la par que nos vamos conociendo.

Sólo bailar ha sido el momento que ha sido más cojo como elemento comunitario en este Gran Juego, nos sentimos más examinados – bailo mal o bien, los demás lo saben-, pero ha sido más amplio a medida que avanzaba el juego.

Si fuera una ficha de juegos de expresión no verbal…, no puedo hacer un recuento de gestos, numerosos y variados. Me ha recordado a una biblia de análisis de expresión no verbal que tengo en casa, recomendaría algunos aún más precisos pero me encantaron los de echarse las manos abrazadas detrás de la nuca en relación a tu casa detodalavida, las manos en los bolsillos para hurgarse (ha cobrado un nuevo significado que no voy a olvidar en días sin dejar de hacerme reír), el puño (hoy tan desuso, levantar el puño, con la fuerza que tiene ese gesto).

2. El comienzo: la música de “La Flauta  Mágica”, apaguen sus móviles, la voz tan pausada, clara , cálida, segura, profesional, preparada, dirigida pero indicativa, amable; enamora, tiene un registro que te hace seguirla sin más. La acomodadora. El Gran Juego Dirigido está servido. ¡Los cascos! Esa voz se convierte en tu propia voz y te arrastra a tus emociones como si fueras tú. Maravilloso mirar a los ojos de la gente con cascos y encontrar esa misma cara de sorpresa. También es necesario ese formalismo que recuerda a la realidad del teatro burgués  para conectar inmediatamente con el registro de verdad que tiene tu actuación, tomártelo en serio, hay un personaje y eres tú.

3. Lo lúdico como elemento de contrucción y transformación. Incluso en las situaciones más críticas los participantes más directos no han perdido la sonrisa, hasta los muertos y la fusilada, tratando de mantener la sonrisa en ellos y para los demás participantes. No es risoterapia,  pero podría ser otra pista de juego. Esa actitud a mí me ha contrariado en ocasiones porque me he ido al teatro, no al juego, la propuesta de la voz era crítica o irónica y la risa desaparecía porque aparecían la pesadumbre, la pena, de forma verdadera.

4. La búsqueda y construcción de identidad. La identidad como identidades, a través de las preguntas o propuestas (me parece parte del atractivo del juego dirigido, la manera de dirigirlo).  La identidad personal era construida de forma mágica, desde dónde naciste, si vives aquí, cuál era el desayuno de tu infancia, voy a votar o no, pero no deconstruyendo la cebolla, quitando sus capas y poniéndolas en orden sobre la mesa hasta la más pequeña, sino dejándolas donde están y viajando dentro de ella y yendo de dentro a afuera de la cebolla traspasando sus capas , un a través, una ida y vuelta, un de dentro a afuera y al revés. En no sé qué momento se nos pregunta un tema violento referido a banderas y puños, y luego que hagamos la ola por nuestro equipo de fútbol: son la parte derecha e izquierda de la misma capa de cebolla por la que descubrimos que los Ultras de los equipos de fútbol lo son identitariamente en opciones radicales de derecha o izquierda, es la misma capa; y luego, inmediatamente, que si hemos matado un animal. No aparece la identidad de forma unitaria, que la hay en cada uno de nosotros, sino la búsqueda de esa identidad individual, que para mí es uno de los dos o tres ejes de la obra, o no como como algo sumativo simplemente.

5. La búsqueda de identidades en la identidad en tensión: el elemento anticipatorio.  Hay un elemento del juego que me parece una clave dentro del esquema teatral de elaboración de nosotros como personajes, descubrirnos como personajes, y es que hemos llegado a asesinar o morir en una plaza de San Cristóbal, al atardecer de un viernes, junto a algunos vecinos, y antes me han preguntado si he manejado un arma, si he matado un animal, me han pedido que mire con desprecio a los del chaleco azul… La tensión aparace en lo anticipatorio pero lo lúdico lo envuelve y es imposible imaginar que ser del barrio con el chaleco rojo te lleva a ser un perdedor y estar detenido, pero antes ya te preguntaron si habías sido registrado alguna vez, o te habías manifestado con algún ser querido. Esos giros o cambios que van buscando un peldaño, registro, capa de la cebolla aún más dentro, un pasito para alante, otro para atrás, y tres para alante, le dan un ritmo con consistencia por el que dejas llevar que me ha maravillado como guión. La línea de introspección de la voz es cambiante, también en la dinámica de gran grupo, esos cambios o giros llegan a la formación de los tres grandes grupos cuando aún te estabas construyendo tú sobre la base de las preguntas de esa voz: pasas a ejercer la violencia o a sufrirla.

Otro elemento de tensión en la construcción de la identidad individual y luego social es la aparición de los nombres individuales: ese que has abrazado, o tú, pasas a ser un enamorado, separado, protegido, fusilado. Escuchar tu nombre por los cascos puede ser aterrador. Pero es como si todo lo anterior fuese prepararse para ponerse correas y hacer puenting, y cuando dicen tu nombre, te tiras al vacío de la plaza.

6. La Música. Así, con mayúsculas. Es que no sé ser breve, pero ha sido un recital. El título de la obra podía hacer referencia a una ópera, a una zarzuela, a una comedia musical, sería un nuevo género porque no es sólo un Gran Juego, es Verdadero Teatro. Sólo voy a destacar por mi incapacidad para resumir y porque no soy crítico de teatro y porque ésto no es un tratado sobre la obra la referencia al feto que se hace en determinado momento sobre la música, la situación económica del autor, y ese apunte que siempre nos falta cuando vamos de entendidos al Teatro Real y estas referencias en apariencia básicas separan a quienes escuchan y no saben, no son connesseurs. Hay baile, con el texto de la voz, y hay sentido de la escena (sobre todo al final, en las partes más grupales, donde los enamorados), que podía ser perfectamente el Nabucco de Verdi.

La escenografía coral y la coreografía, de un baile mudo (también hay un elemento del juego que tiene que ver con actividades para discapacitados: hay una pregunta sobre haber ido en una silla de ruedas o muletas).  Hay algo en el baile mudo que tiene que ver con la pintura, que es más plástico, no sonoro: las escenas finales me han recordado muchísimo a “La balsa de la Medusa” de Géricault, a los rescatados y muertos del Mediterráneo en Lampedusa, a la Cruz Roja (cuya sede en el barrio estaba ahí, en el edificio de al lado), a los inmigrantes del barrio. Ahí me he querido morir, necesitaba abrazar a alguien y llorar sin mirarle a la cara pero llorar en alguien. El fusilamiento ha sido volver a las fotos de los fusilados de la Guerra Civil, buscaba con la mirada a las abuelas que estaban jugando; han sido los fusilamientos de los cuadros de Goya. No debo ir muy desencaminado, porque al final la voz nos ha dicho que alguien se acerque a cada muerto y moribundo, que le coja la mano, alguien ha dejado una flor, le ha dado una dignidad a la muerte que me ha llevado inmediatamente a La Pietá y a la dignidad del que muere por sus ideales o condición que transmiten “Torrijos y sus compañeros fusilados en las playas de Málaga”, de Antonio Gisbert. Me recordaba los cuadros plásticos de grandes obras que hemos hecho en el Ampa, a los belenes vivientes, me ha empapado de emoción una vez más.

Otro cuadro que se me ha hecho inmediatamente presente al terminar la obra es “Las Meninas”: observadas y observadoras, autor pintor y espectador pero observado y ejecutante. O sea, multifocal: eres observado, y reaccionas en función de lo que observas y te observan, y no sólo tú a ti, sino los paseantes, transeúntes, compradores, quienes pasaban por ahí -hablo así porque lo he identificado a lo largo de la obra-, nos observamos individualmente y a la vez en grupo, nos observa la acomodadora (mundial la denominación de esta figura en un espacio como es una plaza, es que es del Surreal Madrid Fútbol Club). Todos somos la Gran Cebolla, es como una pecera dentro de otras peceras con el mismo agua (suena hasta inquietante).

7. Es verdadero teatro. Es verdadero arte. Después de todo lo dicho no puedo mantener que es sólo juego; asumiendo que el juego es ludo y aprendizaje, la elaboración del personaje aún in situ en un doble registro que no es sólo el teatro de butacas, pero también (no soy sólo espectador, que también, sino personaje; no sólo me pasa lo que le pasa al actor, sino que yo soy eso que pasa, y soy ambos de forma simultánea) a mí me ha llevado a la catarsis, al destino, al fatum. Hay una pregunta que tiene que te fusila casi al final sobre el destino, directamente, y a la que no supimos inmediatamente qué responder. Por todo lo que he dicho antes y ahora me ha parecido no un Auto de Fe, pero sí un Auto Sacramental Laico, de contenido alegórico simbólico y en un sólo acto. El contenido sería cómo la construcción de la identidad personal lleva en lo social a una respuesta violenta. Hay unas fuerzas malvadas, que son la mentira básicamente (cuando la voz pregunta si nos hemos mentido, cuando algunos tenemos la mano abierta sobre el corazón, es demoledor), pero descubres que, porque nos mentimos, los mismos que estamos allí y nos engañamos podemos llegar a matar y odiar aunque haya ayuda, amor, plegaria ( hay plegaria, y delante de la Virgen de los Desamparados, que eso ha sido ya almodovariano)  y al final los muertos vuelan y pasan a formar parte de esos recuerdos que nos componen y que nos llevarán de nuevo a actitudes de amor y odio por las que podríamos volver a matar. El uso simbólico, consustancial al juego, llega a los zombiesángeles del final de la obra, e incluyo al niño que aplaudimos, que nos guían al limbo liberador donde aparecemos en una escena sobre una mesa donde se reproduce la verdad de nuestro camino, éramos eso, ese era nuestro destino, la voz lo sabía, básicamente reproducimos un esquema de violencia en lo social pero vemos nuestros nombre proyectados y nos aplaudimos llorando porque los que estamos allí intuimos después de esta vivencia que no queremos llegar ahí, catarsis (dicho así suena seco, pero que yo repito y querría, como propone el juego, hacerlo junto a la persona más querida porque es a quien querría abrazarme al final de la obra). Ahora sabemos que somos dominados pero podemos reflexionarlo como primer paso, y que somos dominados todos, públicamente. Aparecen referencias al dinero en algunos colaboradores, pero eché de menos rápidamente alguna referencia a la violencia en los medios de comunicación o en los trabajos, en el mundo laboral, o familiar.

8. La verdad: ¿son verdad los recuerdos, te fías de tus recuerdos? Todos los juegos, este también, tienen reglas. Pero en el juego de ayer se nos recordó que todos somos tramposos, y jode, nuevamente estábamos perplejos de que dudaran de nosotros. Pero esa duda  sobre nuestras trampas encaja con la trama: porque nos engañamos, llegamos de donde somos a socialmente, como nos recuerdan algunas preguntas sobre la presión social y de grupo, a hacer determinadas cosas en la construcción social. De hecho, esta reiteración en la trampa del juego, en la mentira, me lleva a un elemento nuevo para mí maravilloso ayer, la construcción. Construíamos escena, personaje, acción, espacio, pero yo ayer no dejé de llorar y la construcción me llevó a un resultado destructivo, arrollándome, me fusiló como a la fusilada.

9. De lo local a lo universal, de lo universal a lo local. De mi barrio al Mundo, del Mundo a San Xtóbal. Para los de SanXris, estaba en la plaza lo mejor de cada casa. Algunos abandonaron el juego, pero eso mismo alimentaba lo más característico del barrio, alguna de ellas ya la vida les ha abandonado. Pero eso pasa a escala mundial. Por eso pasa lo que pasa, el gran teatro del mundo. Vuelvo al auto sacramental. Abuelas, personas que fueron drogodependientes, maltratadas, mórbidos, ayer estábamos todxs.

10. Memorabilia. Memorandum.  Sobre trabajar la memoria, sólo puedo aportar mi postura: el mundo se divide entre quienes se fían de sus recuerdos, sean reales o no, y los que no se fían, porque no los quieren o no les gusta, y se dedican exclusivamente a cuestionar los de los demás y especialmente si son personas con quienes los comparten por ser familia o amigos. Entre quienes los recuerdos alumbran lo mejor de sí mismo y quienes no, pero incluso sin respetar porque en su ejercicio terapéutico y depurativo invaden el ejercicio crítico de la memoria de  los demás. No es autocomplaciente trabajar tus recuerdos de forma liberadora, que te jodan. Los recuerdos son lo más mío. Y ayer viví un ejercicio liberador de mis recuerdos con una libertad de la que habitualmente no se dispone en grupo, porque ya no es a solas, y me morí de gusto. Es algo que con cincuenta años es básico, porque ayer fue un juego donde la presencia de un niño en el juego es una garantía del ejercicio del juego, es también un elemento más para tu memoria, la despierta cuando juega a tu lado, pero con cuarentacincuenta, ya no digo las abuelas, los recuerdos son lo más personal y lo que nadie te va a quitar, los defiendes, como la parte más oculta pero bonita de ti.

11. Ese viaje a la violencia que hicimos ayer fue desde la construcción progresiva, individual y colectiva, que llega hasta hoymañanapasado. Resuena, deja poso, y es porque creo que esta obra se ha hecho con mucho amor. Se nota el amor. Es un cocido hecho con legumbre, carne, verdura, especias, pan , agua, crea un caldo que es superior a la sola suma de sus componentes. No me extrañaría que alguna vez esta obra acabara en un ágape de comida y bebida. Perdón, me voy a la parte eucarística, pero estar contemplados por la Última Cena del vitral de la parroquia no me deja otra impresión.

Bueno, ésta ha sido mi foto.

PD: En la música, lo he recordado ahora, mención especial para Lole y Manuel. También es una recuerdo de época, reconocible como género para los aún más mayores, y para nosotros también el himno de tu generación, como planteaba una pregunta de la voz. Sin pinturerismo, puro amor, cuánta trabajodora y trabajador emigrante con su amor en otro país, y sin saber si volverá de su viaje ilegal a ver a esa persona, como recordaba la voz. Estremecía, me sentía un piano y alguien tocándome las teclas.