Todavía no he visto nada de Joris Lacoste pero me gustan sus posicionamentos. Tiene trabajos que abordan la hipnosis y otros el juego, como si con su trabajo quisiera mostrar las dos corrientes opuestas que ha marcado el arte desde finales del XIX. Podríamos imaginar que la escena hipnótica la funda Wagner al apagar las luces de la platea y hacer invisible la orquesta. El espectador es invitado a la fascinación como más tarde lo hará el cine, la televisión y demás pantallas; todos ellos espectáculos que fueron criticados por inmovilizar al espectador. Por otro lado está el juego, que desde los espectáculos futuristas y Dadá hasta las modernas políticas de la participación (de la performance al reality) invitan al espectador a movilizarse. Éstos últimos criticados por manipuladores.
El teatro parece enfrentar a un espectador inmóvil e hipnotizado a otro móvil y manipulado. Joris Lacoste, lejos de comprometerse con ninguna de las corrientes, parece hacer espectáculos para plantearse si ese antogonismo sigue siendo realmente operativo.
NOTA 1: En un post reciente hablaba de EXIT espectáculo de Kris Verdonck en el que se invitaba al público a dormir.
NOTA 2: Este post viene a cuento de un espectáculo sobre la memoria (proyecto s/t 2) del que hablaré más adelante.