Tres intérpretes (una actriz, una poeta y una performer) reproducen las conversaciones de las esposas de tres hombres que fueron a luchar a Siria y acabaron inmolándose. Las comunicaciones telefónicas entre maridos y mujeres fueron intervenidas por las policía española y pasaron a formar parte del dossier de instrucción del caso por la desaparición de los hombres. Las conversaciones se complementan con el doblaje de escenas de La Batalla de Argel (1966) de Gillo Pontecorvo, y las conversaciones de Irina, Masha y Olga en Las tres hermanas de Chéjov.

Como las tres intérpretes hablan simultáneamente, los espectadores reciben auriculares inalámbricos que les permite escoger en todo momento decidir qué diálogo escuchar. Ante la espesura de susurros, el público ha de encontrar su propio camino. No habrá dos espectadores que salgan habiendo oído el mismo relato.

EQUIPO

Intérpretes en España: Laura Calvet (actriz), Núria Martínez-Vernis (poeta) y Alessandra García (performer). Voces pregrabadas: Pere Arquillué y Chantal Aimée. Diseño de vídeo, dirección técnica y ayudante de dirección: Txalo Toloza. Sonido: Cristóbal Saavedra Vial. Grafismo: Marie-Klara González. Coordinación general: Helena Febrés Fraylich. Coordinación en Marruecos: Arts I Love y Ahmed Hammoud. Agradecimientos: DABATEATR (Rabat), Daha-Wassa (Rabat), Laura Gutiérrez, Toni Serra, J.M.Berenguer Txiki Berraondo.

Producido por Elèctrica Produccions (Barcelona), MUCEM (Marsella), Marche Teatro (Ancona), Triennale Teatro dell’Arte (Milán), Festival Grec 2017 (Barcelona) y Temporada Alta (Girona). Con la ayuda de Les Bancs Publics / Les Rencontres à l’échelle (Marsella).

No se registran conversaciones de interés, MUCEM, Marsella.

FRAGMENTO del guión del espectáculo

Las comunicaciones siguientes son transcripciones de llamadas telefónicas y también de mensajería instantánea por internet, publicaciones en Facebook o informes policiales para el Tribunal. Son, por consiguiente, comunicaciones en las que los interlocutores no se encuentran en el mismo lugar ni tampoco pueden verse.

2-4-2012, Rachid H. publica en su muro de FACEBOOK:

IBN AL J.: Id a por los caballos y coged las riendas. ¿Sabéis cómo han sido elaboradas? Las han hecho las mujeres con sus propios cabellos, porque ese es su único poder. ¡Dios mío, esos cabellos no han visto jamás la luz del sol, porque los llevaban tan bien protegidos! Y ahora se los han cortado, porque la época del amor ha terminado y ha dado paso a la de la guerra. Si no podéis controlar a los caballos, agarradlos con los cabellos de las mujeres. ¡Que se enciendan los corazones de aquellos que han perdido su vigor!

10-4-2012, servicios de inteligencia, RACHID

3:00 h: Rachid H. se identifica en el aeropuerto de Málaga. Solo factura una maleta. Parece tranquilo, con los auriculares puestos. Su vuelo a Estambul sale a las 14:30 h.

Es una persona muy distinta de la que partió de Ceuta hace tres días. Se ha cortado el pelo muy corto y lleva la barba menos larga. Viste a la moda occidental.

10-4-2012, servicios de inteligencia, PITIS + TAFO

14:15 h: Mustafa Mohamed L. (PITIS) y Mustafa Mohamed A. (TAFO) se identifican en las dependencias del registro civil de la comisaría provincial de Málaga. Hablan con un funcionario y renuevan sus documentos de viaje.

10-4-2012, servicios de inteligencia, PITIS

PITIS llama a un número de teléfono alemán justo antes de subirse al avión.

15-4-2012, servicios de inteligencia, RACHID

RACHID H. publica en su perfil de FB: «Estoy en Galicia, camino a Portugal». Este comentario es interpretado como un mensaje en clave que indica que se encuentra en Turquía, camino a Siria.

4-5-2012, 14:46 h, MERIEM llama a SANAE

MERIEM: Mi cuñado les preguntó si lo habían visto y le dijeron que se había ido de vacaciones. Eso es todo. ¿Y sabes qué? AHMED me dijo que el imán de la mezquita de Caracolas le había preguntado por RACHID.

SANAE: Vaya, hasta el imán está en ello.

El resto de la conversación no tiene ningún interés.

6-5-2012, 00:48 h, FEMME llama a SANAE

Hablan de cosas personales y de sus familias.

FEMME: ¿Y SAMRA? ¿Su marido aún está allí?

SANAE: Sí. Cuando estén hartos, volverán.

El resto de la conversación no tiene ningún interés.

7-5-2012, 23:58 h, MERIEM llama a SANAE

MERIEM le dice que hay un coche de policía.

SANAE responde que cuando ve un coche de policía se le pone la piel de gallina. Dice que las mujeres no quieren decir nada por teléfono por si está intervenido.

9-5-2012, 20:34 h, RACHID en su muro de FACEBOOK

«Lo sorprendente no es quién se ha salvado y cómo se ha salvado, sino quién ha muerto y cómo ha muerto.»

10-5-2012, servicios de inteligencia A PROPÓSITO DE RACHID

Al menos diez miembros de célula yihadista de la que se ocupa la investigación habrían llegado ya a Turquía con la intención de entrar en Siria para unirse a la yihad. Según las indagaciones llevadas a cabo, algunos de ellos o de sus allegados podrían haber fallecido ya.

22-5-2012, 15:08 h, SANAE llama a SAMRA

SANAE: Le pregunté por qué no se conectaba, y me respondió que esperaban a que les «suministraran la conexión».

SAMRA: ¿Te dijo algo más?

SANAE: No, habló con su madre. Como me puse a gritar y a llorar, me quitaron el teléfono.

SAMRA: Yo le llamé a las tres de la mañana; me respondió enseguida y le dije: «Perdóname por lo que te dije». Y me perdonó.

23-5-2012, 12:54 h, FEMME llama a SANAE

FEMME: ¿Y sabes a dónde puede haber ido?

SANAE: Ahora ya sí. Me dijo que se iba de viaje; se fueron y no tuve noticias durante una semana… Pero luego, nos llamaron… Empezamos a conectarnos por internet.

FEMME: ¿Te llamó?

SANAE: Sí. Pero es peligroso allí donde está.

FEMME : ¡No me extraña!

SANAE: Te juro que no lo sabía… Empecé a preguntar a la otra si la había llamado, y todo eso… Pero cuando vi El Faro el sábado, me puse mala.

FEMME : ¿Y que decían en El Faro? (1)

(1) Periódico de Ceuta.

No se registran conversaciones de interés, MUCEM, Marsella.

ENTREVISTA a Roger Bernat realizada por Ayako Mensah

«Construir Destruir Reconstruir». ¿Cómo se refleja este esquema arquetípico en tu trabajo artístico?

Toda la historia de las civilizaciones se ha basado en la dualidad construir/destruir. El tercer término, reconstruir, tiene para mí algo de falaz. Como una falsa legitimación de la destrucción. En mi trabajo, encuentro las dinámicas de construcción y de destrucción. En «No se registran conversaciones de interés», deconstruyo las imágenes y el discurso del Dáesh.

¿Cuál es el punto de partida de la obra?

En 2012, algunos habitantes de Ceuta dejaron atrás a sus familias para irse a Siria. Durante las semanas que pasaron entre Turquía y Damasco, llamaron regularmente a sus allegados. La policía había intervenido sus teléfonos, y todas las conversaciones gravadas se incluyeron posteriormente en el dossier del proceso judicial que tuvo lugar en Madrid. Como consecuencia, once personas fueron condenadas por pertenecer a una red de reclutamiento de Estado Islámico. Era el primer juicio en España contra colaboradores de Estado Islámico.

Llegaste a conseguir el dossier del proceso…

Sí, finalmente lo obtuve. Son más de 12.000 páginas en las que se transcribe o resume un material increíble: las conversaciones gravadas a través de las escuchas telefónicas, las páginas web y los perfiles de Facebook que visitaron los inculpados, pero también los dictámenes del juez o los alegatos de los abogados. Al principio, me vi empujado por una gran curiosidad. Luego, se me hizo inexorable la cuestión de la movilización. ¿Cómo llegan a convertirse nuestros ideales en un motor de movilización? ¿Qué tiene la farándula de Al-Hayat, el principal medio de comunicación de Estado Islámico que produce vídeos en más de veinte idiomas que no tuviera Le XXème Siècle?(2) Sentí curiosidad y, a la vez, cierta envidia.

Los archivos del juicio se convierten así en material artístico. ¿Cómo trabajaste ese material?

Elegí algunos fragmentos para ponerles voz. Hay cosas muy impactantes, especialmente las conversaciones entre los jóvenes que se fueron a Siria y las esposas que dejaron en Ceuta. El tema no es tanto el radicalismo religioso, sino el día a día en un barrio pobre de Ceuta. Estos diálogos nos afectan de inmediato. Quise incluir en mi proyecto el discurso del otro, el de estos jóvenes. En general, solo tenemos el discurso de los medios, su interpretación. Aquí tenemos acceso a las fuentes, aunque hayan pasado ya un filtro: una transcripción escrita y, dado el caso, las traducciones del árabe al español.

¿Cómos transmitirás estos fragmentos de archivos?

La obra parte de un dispositivo visual y sonoro. El público se ve sometido a una situación de escucha incómoda en la que se enfrenta a la multiplicidad de voces de los protagonistas del juicio. Le resulta imposible entenderlo todo. Cada espectador dispone de un casco y puede cambiar de canal de difusión según esté de acuerdo o no con las palabras que escucha. Quiero que el público se vea en la situación de tener que elegir entre aquello que le aleja o le acerca a la ideología del Dáesh.

La participación del público constituye el núcleo de tu proceso teatral. ¿Qué pretendes provocar?

En mi teatro, no hay espectadores ni mediadores. Solo hay actores. El mediador eres tú mismo. Uno se ve vivir… y al sentirse un pésimo intérprete de su propia vida se abre a una perspectiva crítica. Es más directo, pero también más peligroso. Mi teatro no busca movilizar sino rechazar las distintas formas de inhibición. La desinhibición es el lema del fascismo: actuar al son de las emociones. Al contrario, yo quiero hacer reflexionar sobre la construcción de la legitimación del poder.

En esta obra, abordas el poder del discurso del Dáesh…

Sí, al trabajar este tema, uno se da cuenta de que el apoyo al discurso es más interesante, casi más importante que su contenido. ¡Solo hay que ver algunos vídeos! Se construyen como anuncios: un lema «Únete a la yihad», música y algunas imágenes. Cuando los jóvenes ven esas imágenes, sienten que pueden ser los protagonistas de un videojuego. Se generan mensajes de Estado Islámico como si se tratara de productos de entretenimiento de masas…  El historiador Romain Caillet afirma de un modo muy acertado que, si Al Qaeda fue producto de un baño tóxico en la cultura oriental, Dáesh es, por su parte, inseparable de Facebook y Twitter… de internet.

Cuestionas al mismo tiempo la construcción y el estatus del archivo…

Sí, al cuestionar la construcción de las imágenes, abordamos el modo en que las consumimos y el modo en que estas nos consumen. Investigaciones recientes han señalado que las agencias de comunicación de Estado Islámico están formadas por jóvenes nacidos y criados en Europa, que no tienen mucho que ver con la religión. En definitiva, la historia de Estado Islámico es la de una sociedad, la nuestra, que es incapaz de proporcionar a sus hijos herramientas para interpretar el mundo con otra perspectiva que no sea el cinismo o la ingenuidad.

¿Consideras tu obra y la instalación que la acompaña como nuevos archivos de la historia que cuentas?

No, yo he creado una obra; no me importa si se trata o no de un archivo. Al artista no le corresponde ser mediador. Debemos mantener una distancia entre la obra y el público. Me han pedido que mi instalación se pueda trasladar al departamento de archivos del MuCEM después del evento. Pero no sé en qué terminará. Me gustaría construirla junto con el público… Será lo que quede tras el naufragio… En el museo de las instalaciones marítimas, consideraremos juntos lo que hay que conservar o lanzar al mar.

Epígrafe:

«Al cuestionar la construcción de las imágenes, abordamos el modo en que las consumimos y el modo en que estas nos consumen. Investigaciones recientes han señalado que las agencias de comunicación de Estado Islámico están formadas por jóvenes nacidos y criados en Europa, que no tienen mucho que ver con la religión. En definitiva, la historia de Estado Islámico es la de una sociedad, la nuestra, que es incapaz de proporcionar a sus hijos herramientas para interpretar el mundo con otra perspectiva que no sea el cinismo o la ingenuidad.»

(2)Periódico católico nacional de doctrina e información dirigido por el padre Norbert Wallez.

No se registran conversaciones de interés, Teatros del Canal, Madrid.

L’HISTOIRE DU DAESH, Notas de Roberto Fratini

A menudo he estado tentado de creer que, como toda materia radioactiva, también el monoteísmo tiene sus tiempos de «decaimiento»: y que con un retraso histórico de 6 siglos era plausible imaginar que el mundo islámico se hallara, en el siglo XX, en los mismos niveles de fanatismo beligerante y dogmatismo totalizante que el Cristianismo conoció entre los siglos XI y XIII. Sin embargo, los islamistas medievalizantes de hoy se mueven en un horizonte mediático, económico y tecnológico que es, de forma bastante incontrovertible, el de comienzos del siglo XXI. Están perfectamente englobados en las normas del totalitarismo espectacular. Si la religión fuera su motivo auténtico, no se ve por qué razón imams más profundos y de más carisma, en épocas más desfavorables al status de inmigrante, no convencieron de la guerra santa a las muchedumbres de islamistas de entonces. Todos los cambios y distorsiones introducidos en la doctrina para justificar eldiktat de la guerra santa son un subproducto comunicacional de las dos últimas décadas. Nadie se los cree, ni de un lado ni del otro de la contienda. Exagero ulteriormente: el dogma de la guerra santa es tan poco creíble que hay gente dispuesta a morir con tal de contradecir su propia incredulidad y la incredulidad estructural que es propia de todo constructo ideológico.

La comparación con la iglesia protocristiana solo es posible si se considera que también esa iglesia estaba motivada por un proyecto político de los más rencorosos y furtivos que se recuerdan; y que supo rentabilizar sus mártires. Acepto la comparación con la cristiandad de las Cruzadas solo si recordamos que el «Dieu veult» (Dios lo quiere) del papa de entonces representó el visto bueno ideológico a una de las empresas bélicas más cerdamente justificadas por el oportunismo económico: el ataque medieval de la cristiandad fervorosamente creyente a un mundo árabe por entonces bastante laico no fue ni menos feroz, ni menos estructuralmente hipócrita que el ataque posmoderno de unos islamistas fervorosamente creyentes a un mundo cristiano bastante laico. Existe un quiasmo en esta larga historia de guerras santas: los ejes del quiasmo no los determina el reparto de la fe, sino el de la falsa conciencia (es decir, una vez más, de la hipocresía). Imaginemos que, cuando dos yihadistas se intercambian POR INTERNET histéricas observaciones sobre santidad, sacrificio y exterminio de los infieles, Internet es también el verdadero contenido de su comunicación. Y que el tema religioso está allí porque ofrece una psicótica garantía de coherencia a la promesa de acción que es el espectáculo, y es la promesa de espectáculo que proporciona la acción. Ya que, en última instancia, del sacrificio estará abarrotada la web más que todo el Paraíso.

Imaginemos una especie de analogía entre el fervor del islamista explosivo y el fervor freaky del jugador compulsivo de juegos de rol, y estaremos, creo, más cerca de la verdad. Por cierto, la gran mayoría de mass murders, en EEUU, fueron también grandes consumidores de juegos bélicos en red y de juegos de rol tipo «Dungeons and Dragons». No es que mataran por haber confundido juego y realidad, es que mataban porque precisamente no molaba nada que la realidad no fuese igual que el juego, y era relativamente sencillo obtener que se sincronizaran (pues el juego era tanto más divertido y sencillo). A riesgo de simplificar, quiero pensar que el yihadista medio y activo (no ya el planificador) se halla enredado en el mismo tipo de falsa dialéctica: no es que esté muy motivado; al contrario: está tan radicalmente desmotivado que el primer juego de simulación concebido a una escala mediáticamente persuasiva le es suficiente como motivo para actuar la simulación. No creo que la predicación demencial de cuatro imams analfabetos sea realmente capaz de «convertir al radicalismo». Creo que la gente acude a esos imams porque desea ardientemente darse la performance secretista y excitante de su propia radicalización. Así que hay que redimensionar el papel de los mensajeros religiosos en el espectáculo de la radicalización, de la misma manera que hay que redimensionar el papel de los videojuegos violentos en la forja de los homicidas de masas: está ampliamente demostrado que, también en este caso, la simulación (el fantasma deMinecraft y el fantasma de un Islam global) sirve solo para normalizar en segunda instancia una necesidad de autopersuasión (la patología espectacular del mass murder) anterior a toda persuasión efectiva.

Por eso, cuando pienso en un trabajo de documentación, me parece que el aspecto más interesante es precisamente el soporte del discurso, su escenario (informático, mediático, cibernético, telemático), incluso más que los contenidos. Al menos en esto sí que hay una analogía entre la difusión sistemática de la ideología de la Yihad y la difusión sistemática de la ideología protocristiana: ambas se hacían en redes transversales. La Red del nuevo terrorista; la catacumba laberíntica del protocristiano, con sus atajos, sus intrigas, sus hubs, sus santuarios y salas de juego clandestinas, sus grados de iniciación, sus simbolismos un poco infantiles, su insistencia paranoica en el principio de que «la fe va en serio y hay que estar dispuestos al sacrificio extremo» –que incluso en el siglo I d.C. no se habría repetido tanto de haber sido más persuasivo en sí–; ambas jugaron con dos clases de jugadores: dungeon masters y peones. Es totalmente emblemático que, para ambas clases de mártires (los de la Yihad y los de la iglesia romana primitiva) el lugar de la retribución fáctica (que es la aparición, y no ya la transfiguración; que es la evidencia, y no ya la trascendencia) se hiciera en un Circo: el Circo máximo para los romanos; el circo mediático para los terroristas de hoy. Porque el Circo era el lugar en el que ser consumido como espectáculo (y volverse ideológicamente rentable) era el acto supremo de «realización» de un story-board ficcional: el «ludus» de referencia del cristiano primitivo era el Evangelio: ese guión que todo cristiano tenía que imitar (imitatio christi) con tal de aspirar a la santidad. Actuación (al pie de la letra) que obtenía el rango de obra maestra en el momento en que, con tal de convencer de su veracidad, se volvía real (cuando el santo aceptaba seguir a Cristo en la Cruz y terminar con una muerte real la ficción perfectamente interpretada de una vida muy crística). Y era en el momento en el que aparecía prepotentemente como «ludus» (espectáculo) en las arenas de los circos romanos, cuando la iglesia rentabilizaba con más determinación su capital de veracidad. Nunca se insistirá bastante en la centralidad del concepto de «emulación» (y por ende de los paradigmas de la performatividad) en el protocolo del martirio religioso. La palabra «programa» posee un significado incontrovertiblemente informático, informativo y ficcional.

El cuerpo pulverizado por su cinturón explosivo no es, en el fondo, sino un cuerpo que «realiza» su inexistencia volviéndose la nube de material pixelable que el programa quiso que fuese y que declara la verdad suprema de ese programa. (…)

El programa del Estado Islámico no representa ninguna novedad. Fue difundido en línea hace ya unos diez años por el egipcio Abou Bakr al-Najii. Se titula: La administración del salvajismo: la etapa más crítica que deberá franquear la Oumma (Oumma es la regla de vida, la ortodoxia islámica). Se trata de aprovechar el autoritarismo de los regímenes árabes jugándolo en contra de los regímenes mismos, así como se hace EN LAS ARTES MARCIALES. El programa sería, en suma, fomentar con todos los medios una escalada de la violencia (volver violenta la revolución; asegurarse de que la represión sea más violenta aún; asistir a la total pérdida de legitimidad de los interlocutores institucionales –estados en causa y observadores occidentales– para acto seguido proponerse como el único sucedáneo de orden en el caos provocado por todas estas deslegitimaciones; llenar en suma un vacío de gobierno de la existencia civil –que es la maniobra mafiosa por definición). La verdadera novedad de Daesh, en el marco general de la Yihad, es otorgarle a esta operación unos connotados de posmodernidad que la Yihad de los 20 últimos años ha poseído muy imperfectamente.

No se trata solo de tratar a Al Qaeda como a una panda de viejos gilipollas (con Bin Laden en cabeza); se trata de convencer a la audiencia joven de Europa de que el Estado Islámico es «cool». Romain Callet dice muy claramente que, si Al Qaeda era el producto de un baño tóxico en la cultura oriental, Daesh es un producto integral de Facebook y de Twitter: «Los Yihadista del Estado Islámicos son todos fans de lol cats. Entre ellos se apodan fan boys. Todos han visto Game of Thrones, El señor de los anillos y Harry Potter. Suelen ver en la peli Matrix puntos de contacto con su propia misión. Muchos de ellos se han entrenado al combate gracias al videojuego Call of Duty. Algunos son fans de los Simpson. Algunos ven en la manera de rodar las decapitaciones un homenaje directo al reality Top Chef. Claro que, para ellos también, vale el principio de que cuando el juego se vuelve duro, los duros empiezan a jugar (la toma de realidad del meme es incluso más excitante si sentimos que estamos «jugando en serio»); así que, una vez llegados a Siria, se les prohibe mirar la televisión o escuchar música occidental. Por eso, casi todos se dedican a escuchar con obstinación los nashid, himnos a capella, remixeados con abundancia de efectos especiales, de indudable efecto psicodélico.

UNA BUENA PARTE DE LOS YIHADISTAS SON MUSULMANES BASTANTE PATÉTICOS (y añado, musulmanes bastante recientes, considerado que, de los combatientes europeos o americanos, un 80% proceden de familias que no tienen ninguna relación estable con la práctica religiosa o que son ateas), QUE COMPENSAN CON UN RADICALISMO VIOLENTO EL CARÁCTER DE PACOTILLA DE SU FE RELIGIOSA (que solo los europeos se toman en serio; a los musulmanes les parece una parodia).

Olivier Roy, que también ha analizado las razones sociales y psicológicas de la adhesión a la Yihad, insiste en que no se puede entender Daesh sino como un corolario del nihilismo generacional, la concreción de una fascinación por la muerte que es el aspecto principal del aburrimiento patológico de las nuevas generaciones. Daesh sería en suma una «conducta de riesgo» más (como drogarse, como hacer bullying, como ponerse a pandillero, como tirotear una escuela, etc.) altamente fomentada por modelos que están al alcance de todos sin necesidad de incomodar la ortodoxia islámica. La culpa no es, en suma, de los videojuegos violentos. La culpa es de una sociedad totalmente incapaz de abastecer a sus hijos de la facultad de distinguir juego y realidad, deseo y realización, vida y experiencia. A todos estos desmotivados «Daesh ofrece un verdadero terreno en el que realizarse. Es su golpe de genio. Puede absorber mucho más voluntarios que Al Qaeda, que reclutaba en la clandestinidad («Estado Islámico» es, en este aspecto, una etiqueta más que sirve para sobre-excitar en los participantes la conciencia de haber elegido un orden específico, una «parte» que tiene consistencia de institución –y no de mafia–, es el síndrome «Assassin’s Creed»). Ahora estos yihadistas pueden luchar a la luz del día para defender un territorio en el marco de los batallones islámicos. SE VIVEN A ELLOS MISMOS COMO HÉROES EN UN VÍDEOJUEGO PREPARADO, DONDE EXPLICAN PORQUÉ MOLA TANTO MORIR COMO MÁRTIRES.»

Por mucho que parezca inadmisible, no sería impensable buscar paralelismos entre el mapa de motivaciones del alistamiento europeo a Daesh y lo que fue el mapa de motivaciones del alistamiento europeo a las fuerzas republicanas en España (salvando las diferencias), no siempre dictado por una fe elaborada en ciertos valores políticos y a menudo impulsado por una cierta «sed de acción» que era la principal afección psicológica de muchos jóvenes europeos en los años ’30 (la drôle de guerre entre potencias que hizo mirar a la guerra civil española como a un conflicto seductivamente REAL, en el que ser alguien a través de la acción). La inconsistencia ideológica y la pretextuosidad confesional no son solo la base del éxito mediático de Daesh, sino del éxito mediático de todas las facciones que en este momento se baten contra Daesh: página Facebook «Leones de Rojava» (para el reclutamiento de combatientes europeos del PYD kurdo, al que adhieren sobre todo veteranos en busca de acción y motociclistas blasés que sueñan con ser peshmerga), con slogans como «Send Terrorists to Hell» o «Save Humanity»; Task Force Lafayette, una especie de Legión Extranjera antiyihadista, aquejada por un invencible «síndrome de la guerra de España», que afecta ser apolítica y aconfesional aunque se niega a aceptar cualquier candidato que no profese un odio encarnizado al Islam.

La historia de Daesh es la de nuestra terrible naïveté criada por dispositivos de interacción y lanzada a un aburrimiento sistémico. Y quienes deciden alistarse desde Europa al Estado Islámico no son menos naïfs que nosotros. Ni menos cínicos.

ver también

‘Religion in the Age of Digital Reproduction’ de Boris Groys: http://www.e-flux.com/journal/religion-in-the-age-of-digital-reproduction/

Fotograma de La batalla de Argel de Gillo Pontecorvo, 1966

 

Three performers (an actress, a poet and a performer) reproduce the conversations of the wives of three men who went to fight in Syria and ended up immolating themselves. The telephone communications between the spouses were intervened by the Spanish police and became part of the investigation dossier of the case for the disappearance of the men. The conversations are complemented by the dubbing of scenes from The Battle of Algiers (1966) by Gillo Pontecorvo, and the conversations of Irina, Masha and Olga in Chekhov’s Three Sisters.


As the three interpreters speak simultaneously, the audience receive wireless headphones that allow them to choose which dialog to listen to. Faced with this thickness of whispers, the public has to find its own way. No two spectators will leave having heard the same story.